jueves, 12 de julio de 2012

35. Te quiero hoy y siempre.


-¿Y esto?-Dije mirando las partituras.
-Es una melodía que tengo a medio, me falta el final, que no sé cómo acabarla, no me viene la inspiración. Llevo días así y no es normal en mí.
-Te vendrá, ya verás. Por cierto, sé tocar más canciones con la guitarra, en todo este tiempo he estado practicando bastante.
-¿Ah, sí? ¿Puedes tocarme algo?-Asentí. Me dio la guitarra.
-Te la sabes de sobra.-Empecé a tocar el ritmo y Pablo supo cual era y sonrió. Ain’t no sunshine. Esta canción siempre me recordaba a él, me sentía totalmente identificada con la letra. ''No hay luz si él no está''. Y tenía razón, porque él era la luz de todo mi camino. Sin él me perdía y no sabía que hacer.  
Él me acompañó cantando la canción. Nuestras miradas se cruzaban una y otra vez, haciendo que una sonrisa saliera de cada uno. Terminando la canción, Pablo dejo de cantar. Su mirada se volvió triste y su sonrisa desapareció. Dejé de tocar al instante.
-¿Qué te pasa?
-Nada…-dijo agachando la cabeza, pero yo se la cogí con la mano y se la levanté.
-Nada no. Pablo, te conozco para saber qué te pasa algo.- Se levantó se apoyo en una pared mientras miraba por la ventana.-Las lágrimas descendieron por su mejilla.
-Por mi culpa he perdido un año a tu lado. UN AÑO que podría haber pasado junto a tí, lo deje escapar por mi puta culpa.-Se limpió las lágrimas- Y ahora ya es tarde.-Dijo con un nudo en la garganta. Fue hacia su chaqueta. Sacó unas llaves y me las dio. Eran las llaves de mi casa. -Toma… te las había cogido yo. Necesitaba estar a tu lado, y no se me ocurrió otra forma que esta. Ahora pensarás que soy un cínico, pero necesito sentirte a mi lado, aunque tu ya no quieras.
 Un largo silencio inundó la habitación. Pablo seguía mirando por la venta y yo, apretando fuerte las llaves y armándome de valor.
-Te quiero Pablo.
Él giro la cabeza hacia mí, mirándome extrañado.
-Yo también me arrepiento de este año que he pasado sin ti. Y la culpa no la tienes tu sola. Yo también por mi cabezonería. Me hiciste daño, mucho, pero todo el mundo comete errores porque nadie es perfecto. Pase noches pegada al móvil, deseando esa llamada tuya dicíendome que volviera contigo y que nunca llegó. Mi cabeza decía que hiciera una vida nueva sin ti, pero mi corazón me decía que volviviera contigo. Pensé que hice lo correcto en dejarte ir, pero en cuanto supe que venías a Madrid sabía que había cometido el error más grande que podía cometer. Estos días, intentaba no rendirme, pero tú insistías cada segundo intentando arreglarlo. Cuando llegué hoy a ese restaurante supe pefectamente que debía hacer, pero no tenía el valor suficiente de hacerlo.-Me limpié las lágrimas y respiré hondo.-Quiero que vuelvan nuestros momentos de felicidad juntos. Quiero que vuelvan esos te quiero que nos decimos a cada momento, ese beso de buenos días que nos damos, esas caricias que nos damos siempre que estamos juntos, esas miradas que valen más que mil palabras. Esas lágrimas, pero de felicidad. ¡Te quiero!
Me levanté y fui corriendo hacia él, terminando estas grandes palabras en lo que esperaba desde hacia un año. Besarnos como lo hacíamos antes.
Pablo se separó un momento y con una sonrisa me dijo 5 palabras que se me quedarían grabadas para toda mi vida.
-Te quiero hoy y siempre.
Nos seguimos besando. Yo me subí a la cintura de Pablo, mientras él me agarraba por la parte de debajo de la espalda. Nos dirigíamos lentamente a la habitación, hasta que llegamos a la cama. Nos sentamos con delicadeza, sin que nuestros labios se separasen. Le quité la camisa, y acto seguido me quitó el la mía. Después deslicé mis manos hasta sus pantalones, cogiéndole el botón y desabrochándoselos. Hizo lo mismo con los míos y luego me quitó el sujetador. Sentados en la cama, metí mis manos por la tira de sus bóxers, y suavemente se los quité, a mis bragas le pasaron lo mismo. Pablo me tumbó en la cama y se acomodó bien hasta empezar a hacerme el amor. Con deseo, con ganas, demostrando todos nuestros sentimientos. Lo hizo como nunca antes Íbamos al compás de nuestros besos. Mi felicidad había vuelto a ser la misma que hace un año, porque solo él es el que me da la felicidad completa. Solamente él.
Al terminar, nos tumbamos los dos en la cama, abrazados mientras él enrredaba sus dedos en mi pelo.
-Cuanto te echaba de menos
-Y yo… no sé cómo he podido estar tanto tiempo sin ti.
-Todo por mi culpa…
-Pablo, déjate de echar la culpa de todo esto, porque la culpa ha sido de los dos .Las cosas pasan porque tienen que pasar, y lo pasado, pasado está. Lo importante es que en estos momentos volvemos a estar juntos, tú y yo.-Pablo se acercó a mí y me beso.
 -Siento cortar este momento- Dijo Pablo separándose de mi- Pero... ¿Tu no tenías reportaje esta tarde?
-Mierdas, es verdad. Dime qué hora es.
-Las… 19:20
-No, ¡joder! El repor empieza a menos diez-Me levanté y me empecé a vestir.
-Te llevo a casa, porque querrás cambiarte.-Dijo mientras se ponía los pantalones.
-Gracias.-Le di un beso.
Nos vestimos lo más rápido posible. Después subi al coche de Pablo y me llevó hasta mi casa.
-Vete ya, he quedado con mi cámara cerca de aquí, después ya nos vamos al repor.
-¿A qué hora terminas?
-Terminaré sobre las 11
-¿Y de qué es el repor?
-Es sobre un desfile de moda. ¿Me vas a esperar?
-Eso ni se pregunta.-Se acercó a mí y me beso.-Te quiero.
-Y yo-Le di un beso rápido.-Bueno, y ahora me voy, que no llego. ¡Chao!-Le di otro beso y me bajé del coche.
Subí a mi casa sin parar de sonreír, ahora volvíamos a ser aquellos dos jóvenes locos enamorados, que aún les quedaban miles de historias por vivir. No obstante, todavía quedaba una cosa pendiente que iba a aparecer por una llamada telefónica...

No hay comentarios:

Publicar un comentario