Llegué al restaurante, y me asomé por fuera a ver si lo
veía.
-Vaya, has tardado en llegar, con lo puntual que eres.-Me
dijo Pablo, que me sorprendió a mi lado. Me estaba muriendo de vergüenza.
-Eh yo pasaba por aquí de casualidad…
-Sí ya. Bueno, si has venido hasta aquí es que has aceptado
comer conmigo, ¿pasamos?
-¿Qué dices?
-Que la chica especial del tweet eras tú. Como sabía que al
momento en el que lo vieras vendrías a ver quién.
-No voy a pasar.-Me encantaba el detalle que había tenido,
si es que como para no quererlo. Me moría de ganas por pasar.
-¿Vas a dejar a un amigo comiendo solo?-Me puso cara de
pena.
-Pero una comida solo de AMIGOS-Le dije resaltando la última
palabra.
-Tú lo has dicho, de amigos.
Terminamos de comer,
todo genial. Me contó cómo le había ido, yo también le conté mi vida. Era un
amor, y estaba tan guapo como siempre. Estaba perdidamente enamorada de él, y
como me hiciera alguna cosa más terminaría cayendo rendida a él.
-¿Te llevo a tu casa?
-No, de verdad, has hecho mucho por mí ya hoy.
-Que no es molestia, sube de verdad.
-Está bien.
*Narrado por Pablo*
Todo había salido como lo planeé, aunque faltaba lo mejor
por llegar. Le había quitado las llaves de su casa del bolso cuando se fue al
baño. Quería que se quedase en mi casa. Esto es hacer trampas, pero en el amor
todo vale. Llegamos a su casa.
-Muchas gracias….-Me dijo María y se acercó y me dio un beso
en la mejilla.
-Espero verte pronto.
Esperé a que se pusiera a buscar las llaves y que no las
encontrará.
*Narrado por María*
Llegamos a mi casa, me despedí dándole un beso en la
mejilla. Bajé del coche y él se esperó a que entrara. Me puse a buscar las
llaves y no las encontraba. Yo juraría que las había echado al bolso. Genial,
¿y ahora qué hago? Hasta el Lunes no abren los cerrajeros y estamos a Sábado.
Mi amiga no está y mi otra amiga está con su novio, y no los voy a molestar.
Solo me quedaba una persona a la que recurrir, por desgracia. Y sí, era Pablo.
-¿Te pasa algo?-Me dijo Pablo desde la ventanilla.
-Sí, que se ve que me he dejado las llaves en mi casa. Y
hasta el Lunes los cerrajeros no trabajan.
-¿Qué dices?
-Como lo oyes…
-Bueno, ¿pero al menos tendrás casa para quedarte no?
-Pues… no.
-En mi casa te puedes quedar.
-Tendré que aceptar, no me queda otra cosa. O tu casa o la
calle.
-Venga sube.
Llegamos a su casa. Esta situación era rara, porque en este
momento éramos solo amigos. Y tengo que mentalizarme que no debe de pasar nada
más.
-Bueno tú como si estuvieras en tu casa.
-Vale, voy a ponerme en el ordenador si no te importa que
tengo que mirar unas cosas.
-Como prefieras.
Me puse en el ordenador a mirar unas cuantas cosas. De
repente alcé la vista a una estantería que había y tenía puesta una foto mía y
suya. Era de cuando estuvimos en Paris. La cogí y me quede observándola. Miles de momentos inundaron mi cabeza. Tantos
recuerdos bonitos, tantas locuras, tantos besos, tantos te quieros… y ahora
aquí, haciendo de amigos. Pero ¿por qué? Porque yo quiero. Pero no, no puedo
ser tan idiota y dejarlo escapar. No voy a dejar a mi felicidad escapar. A Jose
lo quiero mucho, pero como un amigo muy especial. Pablo ha sido es y será la
parte fundamental de mi día a día. Ahora mismo voy a coger las riendas de mi
vida y voy a hacer lo que realmente necesito en este momento. No quiero hacerle daño a Jose, pero sé que si
sigo con él acabaré mal, porque en una relación si las dos personas no se
quieren al máximo no sirve de nada. Dejé la foto donde estaba, cerré el
portátil y salí de la habitación. Vi que Pablo estaba con la guitarra y unas
partituras. Me acerqué a donde él estaba y me senté a su lado. Cogí las
partituras.
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