martes, 3 de julio de 2012

34. La chica especial eras tú.


Llegué al restaurante, y me asomé por fuera a ver si lo veía.
-Vaya, has tardado en llegar, con lo puntual que eres.-Me dijo Pablo, que me sorprendió a mi lado. Me estaba muriendo de vergüenza.
-Eh yo pasaba por aquí de casualidad…
-Sí ya. Bueno, si has venido hasta aquí es que has aceptado comer conmigo, ¿pasamos?
-¿Qué dices?
-Que la chica especial del tweet eras tú. Como sabía que al momento en el que lo vieras vendrías a ver quién.
-No voy a pasar.-Me encantaba el detalle que había tenido, si es que como para no quererlo. Me moría de ganas por pasar.
-¿Vas a dejar a un amigo comiendo solo?-Me puso cara de pena.
-Pero una comida solo de AMIGOS-Le dije resaltando la última palabra.
-Tú lo has dicho, de amigos.
Terminamos  de comer, todo genial. Me contó cómo le había ido, yo también le conté mi vida. Era un amor, y estaba tan guapo como siempre. Estaba perdidamente enamorada de él, y como me hiciera alguna cosa más terminaría cayendo rendida a él.
-¿Te llevo a tu casa?
-No, de verdad, has hecho mucho por mí ya hoy.
-Que no es molestia, sube de verdad.
-Está bien.
*Narrado por Pablo*
Todo había salido como lo planeé, aunque faltaba lo mejor por llegar. Le había quitado las llaves de su casa del bolso cuando se fue al baño. Quería que se quedase en mi casa. Esto es hacer trampas, pero en el amor todo vale. Llegamos a su casa.
-Muchas gracias….-Me dijo María y se acercó y me dio un beso en la mejilla.
-Espero verte pronto.
Esperé a que se pusiera a buscar las llaves y que no las encontrará.
*Narrado por María*
Llegamos a mi casa, me despedí dándole un beso en la mejilla. Bajé del coche y él se esperó a que entrara. Me puse a buscar las llaves y no las encontraba. Yo juraría que las había echado al bolso. Genial, ¿y ahora qué hago? Hasta el Lunes no abren los cerrajeros y estamos a Sábado. Mi amiga no está y mi otra amiga está con su novio, y no los voy a molestar. Solo me quedaba una persona a la que recurrir, por desgracia. Y sí, era Pablo.
-¿Te pasa algo?-Me dijo Pablo desde la ventanilla.
-Sí, que se ve que me he dejado las llaves en mi casa. Y hasta el Lunes los cerrajeros no trabajan.
-¿Qué dices?
-Como lo oyes…
-Bueno, ¿pero al menos tendrás casa para quedarte no?
-Pues… no.
-En mi casa te puedes quedar.
-Tendré que aceptar, no me queda otra cosa. O tu casa o la calle.
-Venga sube.
Llegamos a su casa. Esta situación era rara, porque en este momento éramos solo amigos. Y tengo que mentalizarme que no debe de pasar nada más.
-Bueno tú como si estuvieras en tu casa.
-Vale, voy a ponerme en el ordenador si no te importa que tengo que mirar unas cosas.
-Como prefieras.
Me puse en el ordenador a mirar unas cuantas cosas. De repente alcé la vista a una estantería que había y tenía puesta una foto mía y suya. Era de cuando estuvimos en Paris. La cogí y me quede observándola.  Miles de momentos inundaron mi cabeza. Tantos recuerdos bonitos, tantas locuras, tantos besos, tantos te quieros… y ahora aquí, haciendo de amigos. Pero ¿por qué? Porque yo quiero. Pero no, no puedo ser tan idiota y dejarlo escapar. No voy a dejar a mi felicidad escapar. A Jose lo quiero mucho, pero como un amigo muy especial. Pablo ha sido es y será la parte fundamental de mi día a día. Ahora mismo voy a coger las riendas de mi vida y voy a hacer lo que realmente necesito en este momento.  No quiero hacerle daño a Jose, pero sé que si sigo con él acabaré mal, porque en una relación si las dos personas no se quieren al máximo no sirve de nada. Dejé la foto donde estaba, cerré el portátil y salí de la habitación. Vi que Pablo estaba con la guitarra y unas partituras. Me acerqué a donde él estaba y me senté a su lado. Cogí las partituras.

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