*Narrado por María*
Hoy me había levantado feliz, hacía tiempo que no dormía tan
bien. Después de mi conversación con mi amiga volví a ser feliz, porque sabía
que Pablo me seguía queriendo y que estaba haciendo todo lo posible por
encontrarme. Hoy iría a sacar mi billete para irme de nuevo a Málaga junto a
él. Estaba viendo la tele cuando me llegó un whatsapp. Se me aceleró el corazón
al verlo. Era de Pablo y había escrito esto: Es precioso el rosal de tu tía. Me puse nerviosa, ¿cómo lo sabía?
¿Cómo sabía que mi tía tenía un rosal puesto? Me levante del sofá y me fui a
asomar al balcón y mi corazón empezó a dar latidos sin control al volver a
verlo. Ahí estaba, mirándome y sonriendo sin parar. En mi cara si dibujo una
sonrisa de inmediato, y sin pensármelo dos veces abrí la puerta y bajé las
escaleras del edificio, hasta abrir la puerta principal. Me quede unos segundos
quieta, mirándonos sin parar de sonreír, hasta que empecé a correr a él y me
tiré a sus brazos. Quedamos unidos con un necesitado abrazo.
-Cuanto necesitaba esto…-Me dijo Pablo.
-Yo también… pero lo que más necesitaba era esto-Me acerqué
a su boca y lo besé. Nos besamos con ganas, un beso apasionado, como los que se
dan en las películas.-Te quiero-Le seguí besando.
-Y yo princesa.-Nos abrazamos de nuevo
-Bueno, ahora la pregunta importante, ¿cómo sabías que
estaba aquí?
-Digamos que cuando hablaste con tu amiga estaba yo delante.
-Menos mal que le dije que no te lo contara…
-¡Pero si nos ha hecho un favor enorme a los dos! O si lo
prefieres, me voy.
-No, no. Tú ahora te quedas aquí, a mi lado.-Le dije
acercándolo a mí.
-Lo sé, no puedes vivir sin mí…
-Termina la frase.
-… y yo sin ti.
-Así me gusta más-Lo besé de nuevo.
-Ahora tengo que hablar contigo de un tema, vámonos a algún
sitio y sentémonos.
-Podemos subir al piso de mi tía, no hay nadie, han salido a
dar una vuelta, así que van para rato.
-Vale.-Subimos a casa de su tía y nos sentamos en el sofá.
-Bueno, antes de nada, lo que vistes allí que me estaba
besando con una fan sabes que no fue por mi santa voluntad, que fue ella la que
se tiró a mí, y yo estuve lento de reflejos.
-Ya, ya… es que vas provocando, y esto tenía que pasar a
algún día.
-En fin… mujeres. Y ahora a lo que voy, ¿por qué no me
contaste lo que te pasaba?
-¿Eh?-Me quedé extrañada.
-Sí, lo de que te agobiaban mucho los periodistas y estas
cosas y que ya no podías más. Y también lo de que no te sientes útil.
-Mi madre…
-Sí y le doy las gracias porque me lo contara.
-Pues porque sé que si te lo hubiera dicho lo primero que se
te hubiera pasado por tu cabeza loca es dejar la música y si haces eso no te
perdonaría en la vida.
-A ver… sobre este tema lo único que puedo hacer es dejarla.
Pero no la voy a dejar. Siento mucho que te molesten los periodistas y todo el
mundo, pero es que esto es así, si pudiera deshacerme de todos lo haría, pero
es que te salen en el momento que menos te esperas.
-Ya… si sé que no tienes la culpa, pero es que me agobian
demasiado. Cuando ocurre algo vas por la calle y te ponen 10 micrófonos en tu
cara que no puedes ni respirar.
-Lo mejor que puedes hacer es ignorarlos. Cuando ven que
nunca contestas a preguntas se olvidan de ti y no te vuelven a preguntar, pero
tú como eres así aun encima les contestas.
-Intentaré hacerlo… y bueno respecto a lo otro que me has
dicho, es la verdad. Quiero llevar dinero a casa, pero si estoy a tu lado es
imposible conseguir un trabajo. Quiero ser útil.
-Aunque no lleves dinero a casa tú eres útil, porque tú me
das todo, mí día a día, y sobre todo, me das inspiración. Y mi carrera sin
inspiración está acabada. Porque estos días por raro que parezca no he podido
tocar la guitarra, hasta después de oír tu conversación con Laura.
-Visto de ese modo… jajajaja.
-Nunca me abandones.
-No va a pasar, tenlo asegurado.-De repente le sonó el móvil
a Pablo.
-¡Dime Sergio!..¿El Lunes? Sí, sí, voy a estar en Madrid…
Vale, ¡adiós!-Colgó- Sergio Dalma, que quiere hacer una canción conmigo, es que
cené el otro día con él. Vamos a tener que estar aquí una semana, si quieres
esta noche vienes a dormir a mi casa o te quedas aquí y mañana ya vienes, lo
que quieras.
-Acércate…-Le dije a Pablo, entonces le susurré al oído-
Esta noche soy toda tuya.
-Eso dalo por hecho.
De repente entraron mis tíos por la puerta y vieron a Pablo
en el sofá, yo les expliqué todo. Le ofrecieron quedarse a comer y el aceptó
encantado. Después llegó mi primo. Quedamos con él y su novia para irnos los 4
a cenar a algún sitio. Nunca habíamos tenido la oportunidad de estar los 4 a
solas. En la cena estábamos hablando de cosas de todo tipo hasta que mi primo
dijo algo que no me había acordado de decirle a Pablo:
-María, le has ¿contado a Pablo lo del sábado no? Si se
quiere venir que se venga.
-Se me ha olvidado…
-¿Qué me estoy perdiendo?
-Pues que el sábado vamos a ir Segovia, para subir en una
avioneta y tirarnos en paracaídas.
-Un día perfecto para hacer unos asuntos que tenía
pendientes.
-Jajajajajaja, ¡vente anda! Todo tiene una primera vez.
-No sé…
-Cagao…-Dije por lo bajo y Pablo se me queda mirando.
-Venga va, el Sábado me voy también.
-¡Así me gusta! Con decisión.
La cena transcurrió bien, quedamos el sábado en un sitio a
las 9 de la mañana para irnos a Segovia. Después llegamos a casa. Fui a la
habitación a deshacer la maleta y a buscar el pijama para ponérmelo.
-¿Qué haces? Se acercó Pablo por detrás de mí, me rodeó con
los brazos y me empezó a besar.
-Poniéndome el pijama.
-Te va a estorbar ahora mismo…
-Lo siento mucho, pero me ha venido la regla.
-No me jodas…
-Si… habrá que dejarlo para otro día. Pero eso sí, tus besos
no me los quitan esta noche.
Le empecé a besar y el siguió el juego, seguidamente él me
cogió y me tiró en la cama, pero él quedando debajo de mí. ¿Quién necesitaba
algo más? Sus besos me bastaban para llevarme a un mundo diferente.
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